Las notas de "Ayancuipán" ya suenan en el Proyecto de Residencias Casa Wabi

En Náhuatl, la lengua nativa con mayor número de hablantes de México, la palabra Ayancuipán significa "hacer de nuevo". Es, además, el nombre de la composición que ha surgido de los talleres impartidos por el compositor chileno Emilio Bascuñán a un grupo de niñas, niños y adolescentes de Bajos de Chuila. Los jóvenes intérpretes, que cuentan entre 11 y 20 años de edad, han compuesto una obra que reinterpreta el paisaje sonoro de Casa Wabi, el polo cultural que acoge el Proyecto de Residencias Artísticas para Compositores Iberoamericanos del programa Iberorquestas Juveniles. Dicho proyecto plantea la estancia de tres compositores elegidos entre un considerable número de propuestas en convocatoria abierta. Dos de ellos son chilenos y uno es ecuatoriano; el primero de los mismos, Emilio Bascuñán, ya ha puesto su batuta en acción. 
Los paisajes sonoros constituyen una de las facetas más reconocibles y más subestimada de nuestros entornos y memorias. ¿Cómo suena nuestra casa natal, nuestro pueblo de origen, nuestra ciudad de residencia? Esa es la base sobre la que se desarrolla Ayancuipán, que nace desde una serie de loops que recuerdan a las ráfagas de viento, el batir del Pacífico o el canto de cigarras y pájaros. Son segmentos repetitivos que conformarán, además, una librería de samples. La ventaja de la propuesta es que, en caso de que alguna de las personas que integran la banda no sea capaz de leer partituras, podrá aprender la misma de oído: un ejemplo claro de cómo evitar que la falta de acceso a educación musical formalsea un impedimento para el disfrute de la misma. 
El Proyecto de Residencias Artísticas Iberoamericanas es uno de los casi 140 que, desde su nacimiento en 2008, Iberorquestas Juveniles ha realizado en más de una docena de países de Iberoamérica con un objetivo claro: usar la práctica musical como herramienta para mejorar las vidas de miles de niñas, niños y adolescentes.